miércoles, 1 de agosto de 2018
dia de la Padre
Para el dia de la actuacion decidimos bailar el llamerito, danza tipica de nuestra ciudad, me agrado participar puesto que los espectadores nos aplaudieron
dia del maestro
para representar al aula para la celebración del día maestro decidimos bailar la danza típica hualas, todas mostraron alegría y entusiasmo, los espectadores nos recibieron con muchos aplausos , fue muy grato participar en esta actividad
EDUCACIÓN INICIAL III “B”
ALEJO FERNANDEZ, BRETZI
ANTEZANA POMA, MADGUER
ANTEZANA POMA, ROSA AURELIA
ASTO GUILLERMO, BRIGIDA PAMELA
ATEQUIPA PARIONA, MARILUZ
ATOCCSA ROJAS , MARLENY
AVALOS POMA, YENIFER ITZIAR
CORONADO FLORES, JHOANA NAGELY
GARRIAZO FLORES, CLARIVEL LECENIA
HUAMANI HUAMANI, HAVILA SHUMY
HUAMANI ROJAS, MARYCRUZ VILMA
HUARHUA QUISPE, LISBEHT
HUASHUAYO
QUISPE, GLADYS
JIHUALLANCA BACILIO , YESY
LICLA FLORES, CHAREY JULISSA
El ratón de campo y el ratón de ciudad
Érase una vez un ratón que vivía
en el campo y cuya vida era muy feliz porque tenía todo lo que necesitaba. Su
casita era un pequeño escondrijo junto a una encina; en él tenía una camita de
hojas y un retal que había encontrado le servía para taparse por las noches y
dormir calentito. Una pequeña piedra era su silla y como mesa, utilizaba un
trozo de madera al que había dado forma con sus dientes. También contaba con
una despensa donde almacenaba alimentos para pasar el invierno. Siempre
encontraba frutos, semillas y alguna que otra cosa rica para comer. Lo mejor de
vivir en el campo era que podía trepar por los árboles, tumbarse al Sol en
verano y conocer a muchos otros animales que, con el tiempo, se habían
convertido en buenos amigos. Un día, paseando, se cruzó con un ratón que vivía
en la ciudad. Desde lejos ya se notaba que era un ratón distinguido porque
vestía elegantemente y llevaba un sombrero digno de un señor. Comenzaron a
hablar y se cayeron tan bien, que el ratón de campo le invitó a tomar algo en
su humilde refugio. El ratón de ciudad se sorprendió de lo pobre que era su
vivienda y más aún, cuando el ratón de campo le ofreció algo para comer: unos
frutos rojos y tres o cuatro nueces.
– Te agradezco muchísimo tu
hospitalidad – dijo el ratón de ciudad – pero me sorprende que seas feliz con tan
poco. Me gustaría que vinieras a mi casa y vieras que se puede vivir más
cómodamente y rodeado de lujos. A los pocos días, el ratón de campo se fue a la
ciudad. Su amigo vivía en una casa enorme, casi una mansión, en un agujero que
había en la pared del salón principal. Todo el suelo de su cuarto estaba
enmoquetado, dormía en un mullido cojín y no le faltaba de nada. Los dueños de
la casa eran tan ricos, que el ratón salía a buscar alimentos y siempre
encontraba auténticos manjares que llevarse a la boca.A hurtadillas, ambos se
dirigieron a una mesa gigantesca donde había fuentes enteras de carne, patatas,
frutas y dulces. Pero cuando se disponían a coger unas cuantas cosas, apareció
un gato y los pobres ratones corrieron despavoridos para ponerse a salvo. El
ratón de campo tenía el corazón en un puño. ¡Menudo susto se había llevado! ¡El
gato casi les atrapa!– Son gajes del oficio – le aseguró el ratón de ciudad –
Saldremos de nuevo a por comida y luego te convidaré a un gran banquete.Así fue
como volvieron a salir a por provisiones. Se acercaron sigilosamente a la mesa
llena de exquisiteces pero ¡horror! … Apareció el ama de llaves con una gran
escoba en su mano y empezó a perseguirles por toda la estancia dispuesta a
darles unos buenos palos. Los ratones salieron disparados y llegaron a la cueva
con la lengua fuera de tanto correr.
– ¡Lo intentaremos de nuevo! ¡Yo
jamás me rindo! – dijo muy serio el ratón de ciudad.
Cuando vieron que la señora se
había ido, llegó el momento de salir de nuevo a por comida. Al fin consiguieron
acercarse a la mesa no sin antes mirar a todas partes. Hicieron acopio de
riquísimos alimentos y los prepararon para comer.Con las barrigas llenas se
miraron el uno al otro y el ratón de campo le dijo a su amigo:
– Lo cierto es que todo estaba
delicioso ¡Jamás había comido tan bien! Pero voy a decirte algo, amigo, y no te
lo tomes a mal. Tienes todo lo que cualquier ratón puede desear. Te rodean los
lujos y nadas en la abundancia, pero yo jamás podría vivir así, todo el día
nervioso y preocupado por si me atrapan. Yo prefiero la vida sencilla y la
tranquilidad, aunque tenga que vivir con lo justo.Y dicho esto, se despidieron
y el ratón de campo volvió a su modesta vida donde era feliz.
Moraleja: si
el tener muchas cosas no te permite una vida tranquila, es mejor tener menos y
ser feliz de verdad
EL CONDOR
Érase una vez un cóndor que se
convertía en un ser humano, Un día como todos los cóndores
decide convertirse en un humano porque había visto a tres chicas y quería que
una de ellas sea su esposa el ya convertido en humano fue y saludar a las
chicas y les propuso cargarles en le espalda y ellas aceptaron. el
cargo a la primera, la segunda, y así a la tercera y, como la tercera era la
más bonita de las tres él cóndor decidió llevársela así el cóndor
convirtiéndose en lo que era se la llevo volando a su cumbre donde vivía después
de cierto tiempo la chica y el cóndor tuvieron hijitos, pero la chica era
infeliz al lado del cóndor. Un día cualquiera el cóndor mando a
la chica a que lavase las ropas y pañales de sus hijitos y ella llorando fue,
ella ya en el rio llorando desconsoladamente apareció un sapito que le dijo: si
eres infeliz al lado del cóndor ¿Por qué no te vas? ella dijo: que tenía que
lavar la ropa de sus hijitos, por lo cual el sapito se ofreció a lavar la ropa
de sus hijitos y dejo que ella escapara. El cóndor impaciente va en busca de la
chica, pero ella ya no estaba, enfadado el decide ir en busca de la chica, pero
la familia de la chica estaba preparando una trampa por si el viniera. El
cóndor llega a la casa de la chica y decide llevársela, pero la madre le dice:
te llevaras a mi hija, pero ten paciencia y siéntate ahíle hace sentar en una
olla con agua hirviente tapada con manta y, el cóndor al sentarse entro a la
olla y murió pelado y también sus hijos por hambre y la chica fue libre y vivió
feliz por siempre al lado de su familia
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La Cigarra y la Hormiga
La cigarra era feliz disfrutando
del verano:
El sol brillaba, las flores desprendían su aroma...y la cigarra cantaba y
cantaba. Mientras tanto su amiga y vecina, una pequeña hormiga, pasaba el día
entero trabajando, recogiendo alimentos.
-
¡Amiga hormiga! ¿No te cansas de tanto trabajar? Descansa un rato conmigo
mientras canto algo para ti. – Le decía la cigarra a la hormiga.
- Mejor harías en recoger
provisiones para el invierno y dejarte de tanta holgazanería – le respondía la
hormiga, mientras transportaba el grano, atareada.
La cigarra se reía y seguía
cantando sin hacer caso a su amiga.
Hasta que un día, al despertarse,
sintió el frío intenso del invierno.
Los árboles se habían quedado sin hojas y del cielo caían copos de nieve,
mientras la cigarra vagaba por campo, helada y hambrienta. Vio a lo lejos la
casa de su vecina la hormiga, y se acercó a pedirle ayuda.
- Amiga hormiga, tengo frío y
hambre, ¿no me darías algo de comer? Tú tienes mucha comida y una casa caliente,
mientras que yo no tengo nada.
La hormiga entreabrió la puerta
de su casa y le dijo a la cigarra.
- Dime amiga cigarra, ¿qué hacías
tú mientras yo madrugaba para trabajar? ¿Qué hacías mientras yo cargaba con
granos de trigo de acá para allá?
- Cantaba y cantaba bajo el sol-
contestó la cigarra.
- ¿Eso hacías? Pues si cantabas
en el verano, ahora baila durante el invierno-
Y le cerró la puerta, dejando
fuera a la cigarra, que había aprendido la lección.
Moraleja: Quien
quiere pasar bien el invierno, mientras es joven debe aprovechar el tiempo.
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Los Tres Ratones Envidiosos
Había una vez tres ratones muy envidiosos,
querían todo para ellos solos. Pero cuando llegaba a visitarlo un vecino,
ellos escondían todo el queso que tenían guardado.
De pronto se acercó un gato muy peludo,
asomó su nariz en el agujero y los ratones envidiosos se arrinconaron muy
asustados. Cuando gritaron, el vecino los escuchó y se acercó al gato lleno de
valor y como pudo lo alejó de la puerta. Quedó tan cansado el pobre ratón que
los envidiosos salieron a agradecerle el favor y por fin lo invitaron a comer
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El Caballo Y El Asno
Un hombre tenía un caballo y un
asno.
- Toma una parte de mi carga si
te interesa mi vida.
El caballo haciéndose el sordo no
dijo nada al asno.
Horas más tarde, el asno cayó víctima de la fatiga, y murió allí mismo.
Entonces el dueño echó toda la
carga encima del caballo, incluso la piel del asno. Y el caballo, suspirando
dijo:
- ¡Qué mala suerte tengo! ¡Por no
haber querido cargar con un ligero fardo ahora tengo que cargar con todo, y
hasta con la piel del asno encima!
MORALEJA: Cada vez
que no tienes tu mano para ayudar a tu prójimo que honestamente te lo pide, sin
que lo notes en ese momento, en realidad te estás perjudicando a ti mismo.
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¡Feliz Día del Padre, mi héroe, mi amigo, y mi mayor ejemplo a seguir!”.
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